Navarro Luna, Manzanillo, Surco

Escrito por: Ángel Larramendi Mecías

“Conocer a este poeta manzanillero y amarlo ya, es una y la misma cosa. Lo que más hondo caló en mí fueron sus raíces profundas: es como Manzanillo, como Oriente, como Cuba, como las costas del Caribe, como las palmas reales, como las montañas que forman la majestuosa Sierra Maestra”.

                                          Joseph North

El 29 de agosto de 1894 nació en Jovellanos, Matanzas, Manuel Navarro Luna; y con tan solo siete meses fue trasladado a Manzanillo por su madre, viuda, junto a sus tres hermanos. En esta ciudad apenas tuvo tiempo de estudiar en una escuelita municipal porque tendría que trabajar para ayudar económicamente a su familia. Aprendió a leer y a escribir con su madre, la doña Martina que inmortalizó en sus décimas.

En 1919 publicó Ritmos dolientes, en 1920 Corazón adentro y en 1927 Refugio, poemario en el que muestra un acercamiento a la órbita intimista de Juan Ramón Jiménez y Enrique González Martínez.

Con Surco, publicado en 1928, inaugura el vanguardismo y entrega a la literatura cubana un poemario que constituye, según palabras de Roberto Fernández Retamar “el ejemplo más patente de nuestro vanguardismo, con su pujanza y su ingenuidad”.

Y con una alusión al aniversario 95 de la publicación de esta obra y un breve comentario sobre la vida del poeta de Manzanillo, iniciaron las actividades de homenaje a Manuel Navarro Luna en la ciudad del Golfo del Guacanayabo, que tuvo su primera actividad en la Casa de abuelos Celia Sánchez Manduley. Minutos más tardes poetas y especialistas literarios de la urbe de Orto y el Grupo Literario de Manzanillo leyeron textos de Navarro Luna y de su autoría en la casa en la que viviera el poeta y que hoy acoge al centro literario de la ciudad y al sello editorial Orto.

Momento especial lo constituyó el apoyo de los presentes a los damnificados por las lluvias de los últimos días en la provincia Granma y el oriente del país y el llamado a realizar donaciones para contribuir a atenuar el dolor ante las pérdidas materiales de muchas de esas familias.

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